El adiós de Leopoldo González-Echenique no parece haber calmado los ánimos de los trabajadores de RTVE, que al parecer no le veían como el principal causante de la situación actual de la Corporación. Ese «honor» parece que se lo guardan al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas Cristóbal Montoro, «ha demostrado con creces que sólo es la marioneta de Merkel y del neoliberalismo más radical».
Así lo asegura el sindicato UGT de RTVE, asegurando que el ministro «no quiere resolver la situación económica de RTVE, la ruina a la que él mismo nos ha sometido con un recorte brutal, el doble que para la administración pública», y, lo que es peor, temiéndose que «en breve habrá un expediente de empleo en RTVE, implica que no sólo se cerrará Teledeporte o Noblejas, atentando contra la lógica y los intereses del servicio público al que nos debemos, sino que habrá muchos más recortes hasta llegar al punto que a Montoro le interesa de verdad dejar definitivamente tocada de muerte a RTVE”.
Junto a Montoro sitúan también como responsable del desaguisado a Mariano Rajoy, porque «es el Gobierno de España el que ha tomado la decisión de dejar morir el servicio público que representa RTVE».
Por ese motivo indican que la postura que defienden es la de las movilizaciones, «si se confirma que el dinero no lo va a poner hacienda, y que seguirán habiendo recortes en el presupuesto, NO NOS VALEN LOS PAROS PARCIALES, HAY QUE PARARLES LOS PIES, DETENERLES COMO SEA, INCENDIAR LA CASA SI ES PRECISO».
De momento, proponen «pitadas a todos los miembros del Gobierno y del Partido Popular en cualquier acto que hagan en TVE o RNE, boicotear las ruedas de prensa, y actos públicos del Gobierno, convocar huelgas generales coincidiendo con los actos de mayor trascendencia política o social, concentraciones delante de Génova y del Congreso de los Diputados. En definitiva, defender con uñas y dientes lo que nos quieren robar, el pan y el futuro de RTVE y de todos los profesionales que han dedicado su vida laboral al servicio público que representa».
Desde UGT hablan directamente de «guerra», aunque precisan que «es una guerra que no deseamos pero a la que nos aboca sin remedio la penuria a la que nos quiere someter una derecha que sólo ve en lo público un enemigo permanente».