Fue un fin de semana de «sonrisas y lágrimas». Cuando menos las primeras paliaron las habituales raciones de las segundas. El carnaval todo lo puede y el que se vivió en la casa de Guadalix, con Santi y Coman de reina y rey del mismo, impidió que los llantos, aunque muchos de ellos fueran de alegría por San Valentín, ahogaran a los concursantes.
Eso sí, una vez más, la «reinona» fue la protagonista de ambas fiestas, sobre todo porque consideró que sus compañeros la estaban poco menos que intentando matar de hambre al no haberla dejado un plato de arroz a la cubana.
La culpable principal, y quizás ahora una de sus principales enemigas, fue para ella Ángela Portero, que le había preguntado por la mañana por la comida y a la que ella le había indicado que no quería arroz a la cubana. Pese a todo, fue no ver su plato encima de la mesa y montarla gorda.
Y es que por muy «del pueblo» o «de pueblo» que sea, Belén parece que si no tiene criados no está a gusto. El cabreo de la víspera por haber sido nominado otro de sus lacayos, el «torero-florero», se vio acrecentado en esta ocasión porque a la señora no le habían servido su arrocito e incluso tiró de chulería para decir que «si quiero algo de comer voy al confesionario y lo pido«. Vamos, como si el Súper fuera su chef particular.
Cabreo general
Por mucho que no quiera defraudar a su hija, al menos esa es la excusa que ella sigue poniendo día tras día para no abandonar, no hay maletín con dinero que valga los años de salud que está perdiendo la Esteban con su amargamiento continuo.
Que Aguasantas y Coman, dos de los que están en su «lista negra» son elegidos reina y rey del carnaval de la casa, pues cara de haber perdido todo el dinero en una apuesta. Que nominan al torero, pues cabreo con todo el personal por haberlo hecho. Que echan a Sandoval… pues ya saben ustedes, como si se le hubiera muerto un familiar muy allegado.
Y cuando salga pues más cabreo con el mundo en general y con el propio Víctor en particular, sobre todo cuando vea frases de éste como que «si Belén no hubiera hecho trampas yo no estaría fuera de la casa». Bueno, mucho más con Kiko Matamoros, que mantiene que «Belén cree que el mundo le pertenece».
Lo del arroz, que al parecer no fue más que un malentendido o una mala cuenta de platos a poner (recordemos que hay pocos matemáticos ahí dentro), ha sido una odisea más para ella, como las que tiene con frecuencia Ylenia, que ahora ha amenazado a Fede con dejarle sin la ya pedida «hora sin cámaras» como siga tratándola mal.
Regalos sorpresa
La rubia es otra que sufre más que disfruta con esta experiencia de 'Gran Hermano'. Para ella el italiano tendría que estar casi como «Migue» con Belen, quitándole los zapatos cuando ella se lo pida y, por supuesto, sin atreverse a levantar la vista cuando pasa otra mujer cerca.
Menos mal que San Valentín apaciguó un poco sus ánimos, sobre todo cuando la parejita tuvo la oportunidad de cenar a solas en una tetería improvisada y recibieron dos cajas llenas de sorpresas: para Fede, un mensaje de sus familiares y amigos y, para Ylenia, una llamada-mensaje de su madre y una tarjeta con escritos de sus mejores amigas.
Al menos ellos no fueron los que más lloraron con los regalos. Por supuesto, entre las que se llevaron la palma en este apartado estaba Belén, aunque con ella ya una no sabe si llora de verdad o está fingiendo.
Una foto, un ramo de flores y una carta de su «Migue», en la que le decía “Belén, relájate y piensa en las cosas buenas que está dando el concurso. Eres una de las mejores personas que conozco, te echo mucho de menos y te quiero” la llevaron a recordarnos una vez más lo mucho que está sufriendo allí: “No se imagina cuanto le echo de menos yo, Miguel: eres toda mi vida”.
Las otra grandes plañideras de la noche fueron Aguasantas, que, al no tener novio conocido recibió un montón de regalos de sus familiares y sus amigos (una tarta de chucherías con forma de corazón, una pancarta con mensajes de apoyo y un vídeo en el que todos ellos le decían que es la clara ganadora), y Ares, que recibió un regalo de amor combinado
Primero escuchó la canción que más le una a su novio, junto con un mensaje de voz y, después, adornada con un enorme corazón, un enorme corazón en el que su amado decía: “El mejor de los regalos te está esperando fuera. Duermo contigo todas las noche, hasta cuando os quedáis despiertos hasta las tantas”. Y nosotras también.