El caso Nóos, bautizado por él como «juicio contra Urdangarín y a favor de la Infanta Cristina», concentró este martes la mayor parte del editorial de Federico Jiménez Losantos.
Según el locutor, «que haya gente que prevarique no quiere decir que el Estado se movilice, que haya un fiscal anticorrupción que, como todos ellos, que empezaron ya con Felipe González, en general protege la corrupción política y proteja a los partidos políticos, eso no es el Estado, que haya una abogada del Estado a las órdenes de Mariano Rajoy, se burle de los ciudadanos que pagamos impuestos, eso no es el Estado, es la prevaricación automática de funcionarios a las órdenes del Gobierno«.
Buena parte de culpa, para él, la tiene el actual presidente del Gobierno, «es Rajoy el que se moviliza, de una manera estúpida, siniestra, contraria a la Corona, a favor de Campechano (como llama al Rey Juan Carlos I) y con la estúpida manera que tiene de entender la presidencia del Gobierno, el que se moviliza contra la Corona, los españoles y la democracia».
Para Losantos, con este juicio «es el Estado el que está siendo atacado por un comportamiento infame de un Gobierno de la Nación que ni es Gobierno ni es Nación, es de un señor llamado Mariano que gobierna en favor de otro señor llamado Rajoy, compinchado con un sujeto llamado popularmente Campechano, que por suerte para España dejó de ser presidente del Gobierno hace dos años y que urdió con Rajoy un mecanismo para proteger a la mitad de la pareja de Bonie and Clyde que se dedicaban a robar fondos públicos».
Claro que en su lista de culpables tiene muchos nombres, «políticos sin escrúpulos entre los que incluyo al jefe del Estado anterior, al actual, a su exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, y a su ex Fiscal general del Estado, Alejandro Torres Dulce, que utilizan las palancas del Gobierno y la Fiscalía para promover la injusticia abiertamente a los ojos de todos los ciudadanos, para burlarse de los contribuyentes y para convencernos de que vivimos en una monarquía rifeña, cuando aquí el rifeño es Mariano Rajoy y el monarca alauí es Juan Carlos I«.
El periodista cree que los juzgados ahora son «una banda de dos, Bonnie and Clyde, que en este caso no asaltan bancos sino en este caso algo peor, dinero público, aunque también asaltaron dinero particular, pero allá el Villarreal, que les dio casi un millón de euros. El dinero de Baleares y Valencia es de todos los españoles, porque todos estamos pagando la ruina autonómica».
También tuvo palabras para las tres juezas del caso, que dijo «son como las tres reyas magas de Valencia, que no reinas«. Su duda es cómo continuarán el juicio, «no sé lo que harán hoy, si van a levantar como los malos puntilleros al astado, pero lo de ayer fue un ejercicio de desvergüenza inaudito, descarado, como no se veía desde los tiempos de los GAL».
De la misma forma criticó otra institución, «la Fiscalía Anticorrupción, cuyo mero nombre ya es una ofensa a todos los fiscales, porque se supone que todos lo son, siempre ha tenido un comportamiento politizado, aunque algunas veces hace bien su papel, aunque es anómalo, absurdo».
Claro que terminó volviendo a cargar contra el presidente del Gobierno, «su comportamiento ha sido repugnante diciendo que se movilice el PP para salvaguardar el prestigio de la Corona, cuando es él el que la ha manchado, el que pactó con Campechano para salvaguardar a la Infanta», tildándole como «el pánfilo de la Moncloa».
Para él, lo de ayer fue «un escándalo, un escarnio, no se puede tener tanta cara dura. Si alguna vez hay una revolución en España, que Mariano hace todo lo posible para que la haya, irán a la cárcel todos los funcionarios de Hacienda, empezando por el ministro, que han llegado a admitir tres facturas falsas para que no alcanzara la cuantía de cárcel Marnie la ladrona, cuando encima una era de otro ejercicio».
Y es que Losantos culpa más a la Infanta que a su marido, «han robado juntos, pero la jefa era ella, el dinero se lo daban a la hija del Rey, aunque lo recogía él porque está para eso, es el palanganero de la pasta, no se lo iban a dar a un jugador de balonmano del Barça que encima era de familia separatista vasca, es que vaya familia, cómo nos casamos».