Por supuesto es difícil saber la vida más íntima de una persona si esta no se presta a ello, pero en el caso de Carme Chaparro se antoja hasta más complicado aún el imaginar que su adolescencia fue tan traumática como ella misma ha confesado.
Así lo ha contado en su blog de Yo, Dona, donde asegura que «yo no era la chica más popular del instituto. Más bien todo lo contrario», y se define como «la adolescente rellenita que saca buenas notas y solo se junta con los raritos de la clase«.
La presentadora de Informativos Telecinco recuerda que «era la chica con ropa asequible que se sienta en primera fila y a la que le encantan las matemáticas y la literatura. La empollona que prefiere un examen de física a una clase de gimnasia -una vez vomité por el esfuerzo en una de esas clases, así que imaginad mi fama-«.
Según ella, «era la víctima perfecta para ser acosada por los gallitos y las chulitas de la clase. Pero tuve suerte. Los cientos de chicos y chicas de mi instituto -público- nos tratábamos como se tratan los chicos y chicas con las hormonas en máximos históricos; es decir, a ratos bien, a ratos no tanto».
Carme Chaparro recuerda que «durante una época sufrí mucho, porque quería ser como las niñas populares del cole: guapa, delgada, estilosa y con ropa bonita y nueva cada mes», y lamenta su poca aceptación, «hubiera querido también que los chicos guapos y populares se fijaran en mí más allá de las veces que me pedían los apuntes o la solución a algún ejercicio«.
Pese a todo subraya que «tuve suerte de nacer en 1973, en los años 70, con lo que fui al instituto a finales de los 80. No sé qué hubiera sido de mí si me hubiera tocado ir a clase hoy en día. La gordita empollona que se peina mal y recita de memoria a Benedetti habría sido la víctima propicia para esos acosadores que buscan aumentar su prestigio y su poder a base de humillar a los demás».
Hasta duda de lo que pudiera haber hecho ella, «quizá, en esa búsqueda de la aceptación, habría mandado por 'Whatsapp' alguna fotografía subida de tono y esa fotografía habría circulado por el instituto acompañada de burlas y comentarios humillantes».
La presentadora acaba de tener además un 'incidente' en las redes sociales por el que dice preferir a partir de ahora dejar de interactuar con sus seguidores en la red, limitándose a leer sus mensajes.
Así lo ha plasmado la propia periodista en su perfil de Twitter, recogiendo un episodio reciente, en el que una usuaria dudaba de lo que había escrito, que ejemplifica el tipo de mensajes que recibe: “Cuando intentas ser amable. Por cosas como esta ya casi no contesto a nadie en Twitter”.