A sus 47 años, Marlene Morreau, la mujer a la que José Luis Moreno hizo famosa en España en la década de los noventa, parece estar dispuesta a volver de nuevo a recobrar esa popularidad pero sólo por su trabajo, no por una televisión que cada vez parece gustarle menos.
Para ella, el haber entrado en su día en un reality como Gran Hermano VIP, por mucho que lo ganara, le ha perjudicado mucho en su carrera. «Ha sido el error más grande que he tenido», porque «este tipo de programas son más de cotilleo, van más por tu vida personal, íntima, y al final no te valoran como artista, y luego no te llaman para ser actriz de serie».
Según la vedette francesa, en estos realities «hay mucha mentira, cada vez hay más mentira en TV en general, porque todo está preparado, hasta las entrevistas del corazón, va todo con guión, no me gusta por eso».
Por ese motivo afirma en una entrevista en Fórmula TV que «he rechazado otro reality y lo único que he hecho desde que estuve en Gran Hermano VIP ha sido estar invitada una vez en Sálvame, pero nunca más, yo quiero seguir mi línea, he estado afectada por mi separación y mi divorcio pero ahora que está todo en orden no puedo seguir haciendo el tonto ahora porque me estoy haciendo mayor».
Vergüenza
Incluso reniega de aquella edición que ganó en 2004, «me da vergüenza haber hecho ese programa«, pese a que asegura que «en mi época era un Gran Hermano Vip de verdad, como ocurre con las primeras ediciones de la mayoría de estos espacios, como Operación Triunfo o Supervivientes, luego se va degenerando».
En este sentido precisa que «en la última edición no he visto ni un vip, solo enchufados o familiares de no sé quién«, y lamenta que «cuando empieza el programa ya sabes quien va a ganar porque se sabe que está trucado». Respecto a si eso también ocurrió en la edición que ella ganó, puntualiza que «yo no hablé con nadie, pensaba salir la primera, pero como el público me salvó… Pero ahora me estoy haciendo la pregunta si es el público quien vota, me ha hecho dudar y ya no estoy tan contenta de haberlo ganado».
Marlene, pese a que dice que se hace mayor, sigue mostrando su anatomía en las redes sociales, algo que justifica porque «tengo mi público, están pendientes si estoy o no buena como antes y lo hago para que vean que la mujer se cuida y que todavía estoy en forma para mi trabajo».
Ese trabajo consiste, según ella, en «vender cuerpo», aunque ahora, que está en una obra teatral, festeja que «por fin me contratan vestida«. Lo que lamenta también es que «soy la única vedette que hay aquí, después de Norma Duval, y espero que vuelva la revista moderna, porque la que hago yo es otra cosa».
Lo que sí tiene olvidado es su pasado político, cuando en 1995 se presentó a las elecciones francesas con el PLA (Partido de la Libertad y el Amor), con el que regalaba condones. «Era de cachondeo, pero los franceses no tienen sentido del humor».
M. Arroyo