No va a haber fantasmas, por mucho que se hable de que alguno sí está encantado, ni tan siquiera un asesinato, pero sin duda que los ocho establecimientos que va a visitar Kike Sarasola en Este Hotel es un infierno, el espacio con el que debutará como presentador de un programa de TV el próximo martes 24 en DMax, pueden considerarse como parte de los más 'terroríficos' de España.
Sangre sí habrá, la que ha visto en algunos colchones en los que ha dormido y de los que tiene tan malos recuerdos como de las sábanas y bañeras mugrientas que había en habitaciones claustrofóbicas que visitó, o incluso del jamón podrido que llegó a comer en los desayunos que se encontraba. El presidente de Room Mate Hotels intentará conseguir con su experiencia en el sector que todos esos establecimientos dejen de ser una ruina, tanto física como económica.
Según él, «nos hemos tenido que enfrentar a un enorme reto, teniendo que aconsejar a los propietarios qué mejorar en sus establecimientos, y he podido aprender mucho de ello». Tanto que asegura que «este programa no sólo ha cambiado la vida de esas personas sino también la mía propia, porque ha sido una de las experiencias más bonitas de mi vida».
Kike destacó durante la presentación del programa que «se trataba de hoteles que tenían además una historia real detrás, que si estaban sucios en la mayoría de los casos era porque había algo más detrás, ya fuera que alguno de sus dueños quisiera dejarlo o que otros no quisieran enfrentarse a sus trabajadores».
Numerosos desnudos
En total han sido tres meses de rodaje los que ha tenido que vivir Sarasola en hoteles como el de la localidad catalana de Riudarenes, en Gerona, con el que se estrenará el programa, o en otros en Málaga, Jaén, Segovia, Pontevedra y Valencia, y sobre todo quiso precisar que «nadie del personal que aparece son actores, porque lo único guionizado era mi saludo inicial en el coche y mi despedida».
Como en muchos de los restaurantes que ha visitado Alberto Chicote en Pesadilla en la cocina, todos los hoteles que aparecen en el programa tenían en común que no funcionaban y que estaban abocados al cierre, por lo que el cometido de Sarasola ha sido asesorarles y mostrarles cómo conseguir que su empresa resucitase y pudiera ser un negocio de éxito.
Para ello, y también como Chicote, el programa no sólo les aconsejaba sino que se encargaba de restaurar parte de sus instalaciones, en concreto, y en la mayoría de los casos, el lobby, una habitación y un baño, aunque en algunos también se cambiaba la cafetería. Según el presentador, «se trataba de enseñarles el camino para que pudieran luego ir reformando ellos el resto».
Pese a todo, Sarasola no se quiere comparar con Chicote, «no me importaría que me compararan con él, porque es un gran profesional, pero ni yo me enzarzaba tanto como él, ni él entraba tanto en la dinámica del problema principal del local. Incluso subraya que «la productora tiene más fotos mías en pelotas que mi propio marido, porque si me decían que me duchase lo hacía».
La productora del programa, Ana Rivas, de Shine Iberia, confiesa que «para los dueños de esos hoteles era algo pudoroso aparecer en el programa, pero también acabaron agradecidos por las soluciones que les aportamos». Ella también quiso puntualizar que «por mucho que esto sea TV no había nada preparado en las reacciones del personal porque en su día a día se olvidaban que había cámaras, y gracias a ello pudimos analizar los problemas y activar las soluciones».
Por su parte, Alejandro Flórez, director de Contenidos de DMAX, señaló que «este programa sólo lo podía hacer Kike, porque aúna su conocimiento del sector con el hecho de ser un gran comunicador», y adelantó que el espacio va a proporcionar al telespectador «sorpresas y emociones que harán que se termine enrabietando durante la hora que dura cada emisión». Para él, la gran diferencia con la versión norteamericana, Hotel Hell, de Gordon Ramsey, es que «en nuestra versión no hay baños con moqueta».
M. Arroyo