Después de subirse al carro de Olvido Hormigos, al asegurar que «Lequio también fue infiel a su mujer conmigo», ahora Sonia Moldes ha emprendido otra cruzada muy distinta, no sexual sino empresarial, y nada menos que contra la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
La que fuera pareja del ahora colaborador de El Programa de Ana Rosa, con la que se dio a conocer al gran público, y que previamente había participado en dos negocios relacionados con la hostelería, el restaurante Olio y el disco bar Living Room, además de ser la imagen de una línea de cosméticos, Amend, se metió hace dos años a empresaria y está viviendo una situación muy tensa debido a su duro enfrentamiento con el Ayuntamiento de Madrid, hasta el punto que asegura sentirse «acosada» por los agentes de seguridad, porque «la policía se presenta en mi local a menudo por supuestas irregularidades para levantar un acta. Ha llegado a venir hasta dos veces al día».
Sonia Moldes cuenta desde 2015, con un pequeño bar de copas con terraza en el barrio madrileño de Chamartín desde el año 2015, Living, y parece que las intervenciones policiales que sufre se deben a las supuestas molestias que causa a los vecinos, aunque ella, en declaraciones a El Español, ha precisado que «si estuviera haciendo algo ilegal o prohibido lo entiendo, pero estoy cumpliendo con la ley e invito a todo el mundo a que venga y grabe lo que supuestamente infrinjo».
Según dijo en Espejo Público, el consistorio que dirige Manuela Carmena quiere acabar con las terrazas del centro: «Me consta que son muchos los empresarios que están en la misma situación y que no se atreven a dar la cara por miedo a que les cierren también. Es una injusticia y lo único que van a conseguir es dejar a mucha gente sin trabajo. En mi caso, son tres las familias que dependen de mí».
De momento ya ha tenido que hacer frente a multas de hasta 750 euros por «utilizar instrumentos, equipos musicales u otras instalaciones no autorizados o utilizarlos fuera del horario autorizado» u «ocupación del espacio entre terraza y local reservado para el paso de peatones», unas denuncias que ella ha recurrido y por las que piensa pelear porque, según su abogada, Nuria Grau, «el local cumple con todas las normativas, no hay ninguna irregularidad, por lo que el procedimiento judicial va a seguir y vamos a seguir recurriendo y presentando pruebas que demuestran que no es como denuncia el Ayuntamiento».
M. A.