domingo, noviembre 24, 2024
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El último presidente por consenso de RTVE no duró ni dos años

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Para unos ha sido un palo para el Partido Popular. Para otros, para la propia RTVE. Los primeros hablan de la objetividad que se conseguirá con la fórmula. Los segundos, de que los precedentes no pueden ser peores. La sombra de Alberto Oliart todavía planea por esa casa, después de que el Congreso de los Diputados dictaminara este martes que el presidente de la Corporación sea elegido por consenso y no por mayoría absoluta, como los populares decidieron allá por 2012.  

PSOE, Podemos y Ciudadanos venían reclamando desde hace tiempo un cambio, el volver al anterior sistema, el que implantó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2006 y que exige al nuevo dirigente el apoyo de 2/3 de la Cámara para salir elegido. Es decir que se designe tras un acuerdo entre partidos y no por decisión de uno solo.  

Vamos, lo mismo que se vivió en 2009, cuando un 24 de noviembre tomaba posesión de su cargo como presidente de RTVE Alberto Oliart, un letrado que ingresó en el Cuerpo de Abogados del Estado, que estuvo en una subsecretaría de Hacienda, que estuvo de secretario general de Renfe antes de entrar en el Tribunal Supremo , que fue director general del Banco Hispanoamericano y consejero de empresas como Explosivos Río Tinto, Barral Editores o del Banco Popular, que llegó a tener la cartera de Industria y Energía y la de Sanidad con Adolfo Suárez, y hasta la del Ministerio de Defensa con Leopoldo Calvo-Sotelo y posteriormente con Felipe González.

Pese a tener todos esos cargos durante su carrera, sería en la senectud, a los 81 años, cuando sería realmente popular, al ser nombrado presidente de RTVE por consenso, pese a no tener experiencia alguna en los medios de comunicación. Pero no sólo por llegar al cargo sino por lo que hizo en él durante los casi dos años que estuvo al frente del mismo.

Etapa Oliart

Pese a estar en el poder Zapatero, Oliart se puede decir que contó al principio con el apoyo de Rajoy, aún en la oposición, pero eso sólo duraría cinco meses, el tiempo que se dio el Partido Popular para cambiar de parecer y acusar a los Informativos de la cadena de ser sectarios y carentes de pluralidad. Vamos, lo mismo que ahora hacen los partidos que están en la oposición.

Quizás incluso fueron más virulentos aquellos enfrentamientos entre Oliart y los representantes del PP que los que ahora tiene en la Comisión Mixta de RTVE José Antonio Sánchez con fuerzas como PSOE, Podemos o Ciudadanos. Hasta el propio Oliart pareció tomárselo con filosofía, al afirmar entonces que yo estoy aquí para que me ataquen».

Claro que lo que terminó por juzgar la labor de aquel presidente de la Corporación no fueron aquellas comparecencias sino las decisiones que tomaba fuera de ellas, que no sólo pusieron fin a las películas de estreno norteamericanas en La 1, al no querer pagar a las majors norteamericanas, sino que dejó a los espectadores de la pública sin espacios como España directo, por su enfrentamiento con Mediapro (un juez de Barcelona dictó que la productora tenía una «participación importante» en los gastos de RTVE, información que Oliart tildó de «inexacta» y recordó que la misma había empezado a trabajar en la casa con el gobierno del PP), y hasta sin el Mundial de Motociclismo, que la casa había tenido casi durante los treinta años precedentes de forma ininterrumpida. Mediaset sería la gran beneficiada, quedándose con las motos a partir de 2012.

Oliart quería reducir gastos y pensó que una buena manera de hacerlo era desprenderse de unos derechos que había renovado Carmen Caffarel en 2006, cuando decidió pagar 18 millones de euros a Dorna, el triple de lo que habían costado hasta entonces, para ejercer el derecho de tanteo que tenía y poder igualar así la oferta que había hecho Prisa por ellas. 

Pese a todo, TVE seguía siendo por entonces líder de audiencia, algo que ahora no ocurre (no pasa del tercer puesto cada mes, superada por Telecinco y Antena 3), y quizás por ello aceptó que la pública dejara durante su mandato de emitir publicidad, que perdió así su principal fuente de ingresos en plena crisis económica. Por mucho que él se bajó el sueldo un 15% y un 10% el de los miembros del Consejo de Administración, la Corporación cerró su primer ejercicio, el de 2010, que a la postre sería el último, con un déficit de 47 millones de euros. 

Sin embargo, no sería nada eso lo que le llevaría a presentar su dimisión el 6 de julio de 2011, supuestamente por motivos de «estricto carácter personal». Lo cierto es que esa renuncia se produjo tras conocerse que la cobertura técnica de La Mañana de La 1 fue adjudicada a Telefónica Broadcast Services (TBS), empresa de su hijo Pablo, solo 20 días después de que éste fuese nombrado como administrador único de la misma.

Con este antecedente el próximo presidente será mirado con lupa y lo más seguro es que, por mucho consenso inicial que haya entre los partidos, los de la oposición terminen quejándose nuevamente de la subjetividad de los informativos de la casa y de todas las decisiones que pueda tomar. Como se suele decir, es algo que va con el sueldo.

M. A.

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