A ella parece darle igual que sea un plató de televisión o… un avión. Eso sí, mientras que en los primeros no tiene objeción alguna a que la graben las cámaras, en otros lugares la cosa cambia y pide que nadie refleje el escándalo que está montando. Aída Nízar ha vuelto a montarla por sus formas.
Esta sería ya la segunda vez que Aída Nizar protagoniza un incidente en un avión, después de que en 2007 tuviera que ser desalojada de uno por la Guardia Civil. En aquella ocasión las fuerzas del orden la sacaron del mismo después de comprobar por unas cámaras de seguridad cómo robaba muestras de perfume de una tienda del aeropuerto de Barajas. Aunque había llegado a embarcar, con las muestras en un vuelo con destino Gibraltar, tuvo que abandonar la aeronave.
En esta ocasión no se trató de un robo sino de un altercado en un avión provocado, según se contó en Sálvame, por «la osadía y las malas formas de la vallisoletana, que estuvieron a punto de fastidiar el viaje a todo el pasaje».
Una de las personas que iba en ese avión contó vía telefónica que «nosotros estábamos ahí en el vuelo, y la escuchamos como discutir, decir algo a un señor: 'Usted es un mal padre', le gritaba«, y añadió que «empezaron a venir las azafatas y todos los trabajadores, y le dijeron que si no dejaba de dar voces, tendrían que dar la vuelta al avión, tendrían que parar y llamarían a la policía».
A pesar de que ha demostrado en más de una ocasión que la gusta más una cámara que a un niño una piruleta, en esta oportunidad Aída no quiso dar su versión de los hechos, «no tengo nada que decir», cuando el programa trató de ponerse en contacto con ella. Ni tan siquiera quiso desmentir la 'amenaza' que, según ese testigo, llevó a cabo: «Empezó a gritar que nadie grabara vídeos ni hiciera fotos». A este paso va a ser más problemática que Melendi en los aviones.
M. A.