miércoles, octubre 2, 2024
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Pepe, la mazorca y el sabor a trampa de MasterChef

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¡Tú, callao!!¡ El Pinche no ha dejado de darse el consejo a medida que avanzaba el concurso de cocina de TVE. Al fin y al cabo, uno solo es un pinche y no se va a poner a enmendarle la plana a un jurado que, se diga lo que se diga, es bastante competente en lo suyo.

Pero se acabó; el Pinche se ha hecho definitivamente mongol. La expulsión de Odhkuu me obliga a romper mi silencio definitivamente.

Es evidente, en primer lugar, que su expulsión es producto de una insolidaridad idiomática del programa, que debería hacérselo mirar: el mongol no entendió la receta que se le proponía. Maldita mazorca: mazorca de maíz multiesférica, pandilla pijos irremediables. A cambio, la insípida Silene se salvó, una vez más.

Pepe, que ya preguntó en uno de los primeros programas ¿Cuántos mongoles hay en Barcelona? – una pregunta que por significado equívoca en la tradición lingüística no debería hacerse en televisión o permitió que Elena se refiriera a él como «la china»,  tan inconveniente insulto como el machista alegato sobre la regla de Jose Luis, que con toda razón condenó el programa- se encargó de la regañina previa a la expulsión sin ningún tipo de sensibilidad sobre la dificultad idiomática del cocinero.

En fin, el Pinche es y era de  Odhkuu por su calidad, su evolución y, muy especialmente, por su pasión por la cocina española, en lo que era sin duda campeón del grupo.

La cosa ya empezó mal desde el inicio. Desde una pareja amorosa de 'hipsters' al hijo de un famoso cocinero y alguna que otra tontuna, ya apuntaba más al espectáculo que a la cocina. Luego han venido favores a Miri frente a Elena; el sobrepenalizado error de Laila, nuevamente salvada Silene, y algunos que otros detallitos.

Escribo de memoria, pero me parece que fue en un programa “junior” donde MasterChef explicó lo que es un “trampantojo” en la cocina; o sea, lo mismo que en un cuadro: un juego visual con el comensal.

MasterChef parece haberse convertido en un trampantojo. Parece un concurso de habilidad , pero es simplemente un reality show. Eso si, habrá que reconocer que el trampantojo da audiencia a la cadena y justifica una próxima edición – esperemos que con menos familiares haciendo la ola y más cocina-.

Trampantojo viene de trampa. A eso es lo que empieza a saber Mastercheff.

El Pinche

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