Quizás haya batido un récord mundial, porque difícilmente habrá alguien que haya aguantado menos, en cualquiera de todas sus ediciones, que Oriana Marzoli. Si la vez que fue concursante ya puso el listón muy alto, al permanecer sólo cuatro días en la isla, en esta ocasión, en la que iba como invitada durante una semana, tan sólo ha estado 24 horas.
La venezolana viajó hasta Honduras para pasar una semana en la casa del árbol junto a Kiko, a cambio de una importante suma de dinero, entre 3.000 y 5.000 euros, pero ni tan siquiera tan suculento contrato ha impedido que lo dejara a las primeras de cambio.
Tres años después de su primera experiencia, de la que se retiró por el mal tiempo que había en la isla, Oriana sufrió su primera crisis el primer día de estancia en la isla y decidió regresar a España por culpa de los bichos y la naturaleza, todo lo contrario a lo que a ella le hace feliz, «yo quiero irme por favor».
Según dijo entre lágrimas y gritos a las cámaras del programa, «estoy hecha para hablar en un plató dando opiniones pero no estoy hecha para la naturaleza», lo que hizo que tuviera que hacer acto de presencia la psicóloga del espacio, a la que precisó que «llevo tres años encerrada haciendo realitis no puedo más».
Nada ni nadie pudo convencerla de permanecer en la casa del árbol y, después de haber hablado con la psicóloga, con Lara Álvarez e incluso recibir una llamada de su pareja enviándole fuerzas para que siguiera, Oriana decidió volver a España.
La chica, que no paraba de llorar mientras se explicaba, quiso dejar claro que «no quiero que nadie me convenza», así como que «no soy mejor ni peor persona por aguantar aquí». Oriana insistió en que «no tenía que haber venido«, y no pudo convencerla de que siguiera ni su actual pareja sentimental, Luis, que la pidió que no se diera por vencida. La venezolana lamentó que «me doy veinte veces contra la misma piedra».
M. A.