En mayo se prestó a Cámbiame para intentar mejorar su look. Ahora ha vuelto a intentar contar su historia en la revista Lecturas. Al verla pocos habrán reconocido a Estíbaliz Sanz, que nada tiene que ver con la mujer que era considerada una sex-symbol en la década de los noventa, sobre todo tras sus apariciones en Crónicas marcianas.
En esa publicación ha confesado que entró durante unos años en una etapa oscura de despilfarro y drogas que derivó en una depresión de la que consiguió salir gracias a la fuerza que le dio su hijo de ocho años. Aunque sigue sin trabajo, no se rinde, pesa que recientemente estuvo ingresada por una inflamación en el intestino de la que se ha recuperado favorablemente:
Según ella, «estoy perfecta. En realidad fue algo psicosomático. Me producía yo el dolor. Estuve tres meses en el hospital. El dolor me lo produzco por cómo estoy ahora, sin trabajo, sin paro y teniendo que sacar a mi hijo adelante. Son muchos problemas los que me calientan la cabeza. Voy cada día a echar curriculums y no me llaman».
Estíbaliz cree que su pasado sigue pasándole factura porque «se piensan que no sabes hacer nada más que televisión. Y eso no es así. A mí no se me caen los anillos por trabajar en cualquier sitio, en una fábrica, de barrendera…».
Lo que más lamenta es que nadie se acuerde de ella pese a los favores que hizo, «he ayudado a mucha gente. Llegué a dejarle 24.000 euros a un amigo que no me devolvió. Ahora que yo necesito ayuda no me la dan. Hubo tantos malos momentos…Todos fueron antes de tener a mi hijo. Pensé en quitarme de en medio. Solo tenía a mi familia, pero se volcaron conmigo».
Pese a su desesperación no está dispuesta a todo, «me hicieron una proposición deshonesta por 40.000 euros, pero, ante todo, dignidad. La primera vez que me llegó una oferta fue por una mujer muy conocida. Me dijo que tenía una amiga que llevaba azafatas en congresos. Inocente de mí me lo creí y la llamé. Era para acompañar a hombres y les dije que no volvieran a llamarme jamás».
Para ella, el causante de todos sus males es «Pocholo Martínez Bordiú, aunque señala que «no he vuelto a tener ningún trato, ni tampoco querría tenerlo. Fue una experiencia en mi vida muy negativa. Dejé la relación cuando más fuerzas tenía. Pienso mucho en ello, no volvería a hacer todo aquello».
Por el contrario, la solución a su situación cree que está en la televisión, «el año pasado firmé el precontrato para Supervivientes y me quedé a las puertas. Me ayudaría a perder kilos. Ahora estoy en 70 kilos. ¡Dios mío! ¡Qué horror! Es que la vejez la llevo muy mal».
M. A.