Después de que el pasado fin de semana Aitor Trigos desvelara en Sábado Deluxe que en su experiencia en las cenas de pago se había topado con gente de las altas esferas, «me he encontrado gente religiosa, a un director de un banco muy importante de este país, jeques…», la prensa del corazón, y en especial los colaboradores de Sálvame, han intentado descubrir de quién estaba hablando.
El que fuera uno de los presentadores estrella de la primera época de Cuatro confesó que ganó dos millones en televisión, pero que su fortuna se le había ido «en compras, casas, viajes, negocios en Miami…«, de ahí que terminara ejerciendo la prostitución, sobre todo porque dijo que «debía 300.000 de una hipoteca y 200.000 de otra cosa».
Para los colaboradores de Sálvame, Trigos, que podría estar en busca y captura por un delito de seguridad vial, podría haberse acostado con concursante de Supervivientes y un presentador de TV muy conocido. Para Gema López, «se trata de dos personas que todos conocemos que en alguna ocasión han pisado este plató y con los que han mantenido encuentros. Una de ellas se veía en el norte de Madrid y otra en el sur de España».
Kiko Hernández también quiso dar su particular versión del caso y añadió que «una es una persona muy conocida que ha participado en una de las dos últimas ediciones de Supervivientes y otra un periodista y presentador muy conocido de este país, que también ha estado en Sálvame y que ha tenido mucho contacto con Jesús Manuel y Terelu».
Hay que recordar que Aitor Trigos precisó el pasado fin de semana, entre otras cosas, que «empecé cobrando 50 euros por algo rápido y 100 euros por una hora, pero no pedía más por salir en la tele». Según él no era el único famoso que se dedicaba a la profesión más antigua del mundo, «he conocido a otros presentadores que también se prostituían».
Según él, «en París ganaba 800 euros al día y con eso pagaba mis deudas», e incluso puntualizó que «en la capital francesa estuve en una casa de jeques en París. Llegué a cobrar 5.000 euros por cuatro horas». Eso sí, quiso dejar claro que «yo vendía mi cuerpo pero no mi alma», así como que «nunca engañé a nadie para hacerme el mantenido».
M. A.