Cuarenta y un años y siete meses después de que un editor visionario como Antonio Asensio decidiera fundar el Grupo Zeta y sacar el 22 de mayo de 1976 su primer número, que por aquel entonces dirigió Antonio Álvarez-Solís, este primer día de curso lectivo de 2018 ha dicho adiós para siempre Interviú, la revista más mítica que quedaba ya en el mercado y que supo leer como nadie el cambio que se produjo en España con la muerte de Francisco Franco.
Dos palabras, 'un millón', que dos años después de su puesta en marcha eran sinónimo de gesta, al alcanzar ese número de ejemplares, han sido ahora el detonante de su cierre, al ser esa cantidad la que había venido perdiendo en su balance de cuentas la publicación desde 2016. Eso y que el coste de despedir a los escasamente 25 trabajadores con los que contaba ya la publicación (la nómina había ido descendiendo alarmantemente en los últimos tiempos) era de unos tres millones, cantidad que ha sido inasumible para cualquier posible comprador que hubiera querido quedarse con la cabecera.
El plan inicial era mantener la marca Interviú como sección digital en El Periódico, principalmente para temas de investigación, pero incluso esta será difícil que se lleve a cabo, ya que no sólo apenas vendía un 30% de los ejemplares que ponía a la venta en quiosco en los últimos meses sino que sus cifras de lectores no paraban de caer también en su versión digital.
Desde Zeta nunca se llegó a materializar el plan para hacer de pago la web, que habría sido una posible forma de aumentar la financiación y dar salida digital a la cabecera, y ahora la decisión final es mantener la web sólo como archivo, sin actualizar, y que la lleve la división digital del Grupo. La decisión del cierre definitivo ahora consumado estaba decidido desde el otoño.
Y es que por reducir gastos, se redujo hasta la partida destinada a pagar a las chicas que salían en portada, que en los últimos tres años no habían recibido ni un solo euro por sus desnudos. En 2009, la media de gasto para las mismas era de 40.000 euros, en 2013 esa media se redujo a los 6.000 euros para cada chica, y un año más tarde se decidió que fueran a coste cero. No es de extrañar que ya fuera casi un imposible sacar a una famosa de verdad, no de las de programas televisivos como Gran Hermano o Mujeres y Hombres y Viceversa. Como la pescadilla que se muerde la cola, la consecuencia de todo ello era que bajaban también las ventas. La última «celebridad» que cobró por salir en portada fue Chenoa –imagen del 40 aniversario de la revista–, que recibió una cantidad discreta, muy inferior a su caché.
Desnudos y exclusivas
El crecimiento paulatino que había ido experimentado la revista con el paso del tiempo, cuando se pasó de poner en la calle 100.000 ejemplares con su primer número, de los que vendió 85.000 (a un precio de 40 pesetas, unos 24 céntimos de euro, y con 68 páginas), había terminado igualándose en 2017 con una tirada también de 100.000 ejemplares (su precio era de 2,80 euros, para un total de 84 páginas).
Ambos números también han coincidido en que la chica de portada era una desconocida, por mucho que la de este último ejemplar haya sido la ganadora del concurso Chica Interviú 2017, Mary Markova. La del primero, que fue diseñado en su totalidad por Gregorio Salueña, se trató de una modelo británica, desconocida, gracias a una fotografía aportada por José Ilario.
Sin duda ambas no tenían nada que ver con Belén Esteban, la colaboradora de Sálvame, que llegó a cobrar nada menos que 300.000 euros por aparecer sin ropa pero que la revista rentabilizó bastante bien ya que fue la portada más vendida de la historia de Interviú (tal fue su éxito que la de San Blas llegó a protagonizar otras dos más), hasta tres veces se volvió a imprimir número. También son dignas de destacar, en cuanto a ejemplares vendidos, las que protagonizaron en su día Marisol, cuando era ya toda una mujer y la niña que había encandilado a media España con su voz y sus películas (con ella la tirada alcanzó los 400.000 ejemplares), y las del presentador de Mediaset Jesús Vázquez, que fue el primer semidesnudo masculino (el primer hombre que apareció en la misma fue el sindicalista Marcelino Camacho, pero vestido, en su número 6), la de Ana Obregón, en cuyo cheque por la misma había un cero menos que en la de la 'princesa del pueblo', y la de la vedette Marlene Morreau, que la dio para aparecer en otras tres más.
También le fueron muy rentables a la revista, que en todo este tiempo sólo ha dirigido una mujer (la televisiva Teresa Viejo), desnudos como los de Chenoa, en su 40 aniversario, Elsa Pataky, Mercedes Milá, Paula Vázquez, Rosario, Sara Montiel, Sabrina Salerno, Marta Sánchez, Anne Igartiburu, Terelu Campos, Carmen Thyssen, Esther Arroyo, Bárbara Rey, Ana Torroja, Miriam Díaz Aroca o Rocío Dúrcal, nombres que, como se ve, poco tienen que ver con los de las las protagonistas de los últimos números.
Claro que Interviú no sólo se hizo famosa por las chicas que aparecían desnudas en sus páginas sino también por exclusivas informativas como las fotos de Santiago Carrillo con peluca (febrero de 1980); las imágenes del asesinato de los marqueses de Urquijo (enero de 1983), la desaparición de 'El Nani' (1984); las fotos de José María Ruíz Mateos en la cárcel de Frankfurt (agosto de 1984); el secuestro de la farmacéutica de Olot (1999), las fotos privadas del dictador Francisco Franco, o las fotos de Cristiano en el juzgado (2017). Sus textos hicieron que, durante la Transición, la revista fuera secuestrada por mandato judicial en varias ocasiones, siendo la primera en diciembre de 1976, en el Extra de Navidad, por un artículo de José Luis de Vilallonga sobre las finanzas de la familia Franco. Ya no habrá más exclusivas marca interviú. La revista que se atrevía con todo.
M. Arroyo