Poco acostumbrada a lidiar con estos trances, parece que Ana Rosa Quintana respira más tranquilidad que preocupación por la demanda que le han interpuesto los abogados del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que, por lo visto, no tiene muchos visos de prosperar.
El motivo de la misma, contra la presentadora y los dos cámaras de Telecinco que captaron los mensajes, fue una exclusiva de El programa de Ana Rosa, publicando los mensajes entre el expresident y Toni Comín, exconseller de Salud, en los que aseguraba que «esto se ha acabado» han pasado factura a Ana Rosa Quintana.
En su programa, Ana Rosa Quintana defendió «el derecho a comunicar libremente información veraz por cualquier medio de difusión» y que «seguiremos informando y defendiendo la libertad que ustedes usurpan a quien no piense igual», y la propia FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) le ha mostrado su apoyo en un comunicado, pese a precisar que «respetamos la opción de ambos políticos de presentar una querella si consideran que se han vulnerado sus derechos».
Eso sí, según este organismo la manera en la que el programa captó la conversación en el teléfono móvil podría suponer un acto ilegal en Bélgica, pero apunta «que un exceso de judicialización puede suponer una amenaza al libre ejercicio del periodismo».
Por su parte, el portavoz territorial de Jueces para la Democracia, Joaquín Bosch, quien aseguró que la demanda contra Ana Rosa Quintana y los dos periodistas que captaron las imágenes de la conversación no puede prosperar declarando que es «francamente improbable». Además, Bosch afirma que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos no plantea que la grabación de esos mensajes sea considerada un delito.
M. A.