viernes, noviembre 15, 2024
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El terrible dilema que tiene en un brete a la princesa Leonor

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El ‘ser o no ser’ del acto tercero, escena primera, de ‘Hamlet’, ha dado paso en el caso de la princesa, al ‘ir o n ir’, he ahí el dilema. El rifirafe que mantuvo tanto ella como su madre el Domingo de Resurrección a las puertas de la Catedral de Palma de Mallorca también le ha afectado seriamente a ella, cuya imagen, por muy niña que sea, también se ha deteriorado, y todavía no tiene claro qué decisión tomar. 

La duda que le asalta es si tiene que asistir o no en octubre a los Premios Príncesa de Asturias que llevan su nombre y leer el discurso con el que tomaría posesión como titular de los galardones. Es decir, si hacer o no lo mismo que hizo su padre a su edad, ya que la heredera al Trono cumplirá 13 años el próximo 31 de octubre, la edad a la que Felipe de Borbón, el 30 de octubre de 1981, ocupó su asiento por primera vez junto a los reyes don Juan Carlos y doña Sofía en el escenario del teatro Campoamor de la capital del Principado. 

De seguir sus pasos quizás también tendría que memorizar el texto con el que dirigirse a los asistentes, como hizo su padre, que, gracias a eso, leyó con soltura y sin titubeos durante el minuto y 36 segundos que duró su primer mensaje como Príncipe de Asturias, y que tan bien fue recibido por el público.

De momento, en Oviedo nadie tiene claro que Leonor vaya a estar presente en la edición de este año, y desde la organización aseguran que «quizá todavía no toca», sobre todo teniendo en cuenta que su imagen no es ahora mismo la más popular por la brusquedad con que apartó la mano de doña Sofía de su hombro en dos ocasiones.

Sin empanada ni chuches

El caso es que desde ese día ha empezado a recibir críticas que hasta ahora nunca había tenido, hasta el punto de que se le ha tildado de niña mal educada y poco respetuosa con su abuela y hasta se han recogido testimonios de gente que ha sido testigo del trato de la reina a sus hijas con anécdotas como la ocasión en que doña Sofía les ofreció a sus nietas probar un trozo de empanada que les daban en algún sitio donde estaban invitadas y las niñas la rechazaron pesarosas porque su madre les tenía prohibido comer fuera del estricto régimen bio que les había impuesto.

En este sentido se ha llegado a publicar que doña Letizia obligó al colegio Santa María de los Rosales a cambiar el menú habitual del centro por el que decidió ella misma, simplemente porque ella creía que era más saludable. También se ha sabido que madres que han compartido cumpleaños de niños amigos o compañeros de colegio de las infantas aseguran que Leonor y Sofía tienen estrictamente prohibido comer los helados, pasteles o chuches que se sirven en esas celebraciones, aunque ven con envidia cómo los disfrutan otros niños.

Otro ejemplo de esa estricta ‘dieta’ impuesta por doña Letizia es el de su única y breve visita al Club Naútico de Palma de Mallorca, hace dos verano, cuando Felipe VI competía en la Copa del Rey y ella declinó la invitación de tomar un refresco con sus hijas en la terraza del club, donde doña Sofía se ha sentado durante 30 años cada mañana de la semana de regatas.

En este mismo periódico se ha reflejado además la supuesta visita de doña Sofía a la casa de sus nietas en ausencia de los reyes, que provocó una reprimenda monumental de Letizia al servicio: «Aquí no entra nadie a ver a mis hijas si yo no estoy en la casa».

M. A.

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