«El puesto es un poco mierda, pero no pasa nada». No acostumbra a cumplir en el papel de entrevistada, pero la pasada noche la sinceridad fue la mayor aliada de Amaia Romero, flamante ganadora de Operación Triunfo. Esa frase recoge el sentir de los dos representantes españoles en el Festival de Eurovisión que se celebró el sábado. Ellos subieron al escenario e interpretaron ‘Tu Canción’, de la misma forma que lo habían hecho hasta la fecha: sin errores y con mucho sentimiento.
El puesto 23, en un Festival que no se caracterizó precisamente por la abundancia de memorables actuaciones, es toda una decepción. Sobretodo cuando las encuestas, en un principio, situaron a España en el puesto diez. Tras los ensayos cayó hasta la decimoctava plaza. La votación de los eurofans terminó de hundir a un país que, como siempre, se mostró dividido. Pero como no iba a estarlo, si hasta la propia Brisa Fenoy alabó un tuit en el que reclamaban ‘Lo Malo’ y criticaban a Alfred o Amaia.
Es difícil vaticinar lo que hubiese sucedido con este otro tema, aunque contaba con más ingredientes para el éxito. Lo que tras el fiasco ignora España, es que a finales de enero se celebró una gala especial de Operación Triunfo para designar quién debía acudir al Festival. Una votación abierta a todo el mundo a través de internet. Ahí hasta Arde acabó por delante de Lo Malo. Y nadie pudo con Tu Canción. Aunque los que apostaron por el tema ganador, quizás no sabían que la puesta en escena sería tan pobre como el videoclip oficial. Y es que se pudo haber hecho mucho mejor.
Pero no hubiese importado que todo fuera de diez. Las quejas hubiesen llegado de la misma forma, porque en este país acostumbramos a quejarnos de todo. Cuando los artistas no cometen ‘gallos’, cuando clavan cada nota, no queda otra que trasladar el ataque a otro ámbito. Al político, por ejemplo. O al de los nacionalismos. En este país se han contado muchas mentiras en los últimos meses. Alfred ha recibido críticas por ser independentista, cuando el jamás se ha posicionado. Es más, el sólo se ha posicionado en una ocasión, tras la final de OT. «No me declaro independentista», fueron sus palabras.
Luego está el libro, que esconde una historia de fondo que nadie se ha parado a analizar, más allá de ese título ‘España de mierda’. Un linchamiento sin fundamento a un joven que recientemente ha ‘superado’ sus ataques de ansiedad. España se condenó a sí misma, con campañas para desestabilizar una actuación que previamente se votó, y en la que ni ‘Forocoches’ ni nadie alteró el resultado. Una falta de unión en el propio país, una imagen de polémica que se ha exhibido al exterior y que se ha pagado con un mal resultado.
Alberto Puente