Esta edición de ‘Gran Hermano VIP’ será recordada por el duelo fraticida entre Mónica Hoyos y Míriam Saavedra, las dos ex del presentador Carlos Lozano. Desde que entraron en la casa de Guadalix, han sido permanentes las discusiones, a veces sin motivo aparente, casi siempre promovidas por una Mónica que no termina de asumir que comparte concurso con su archienemiga pública.
Tras dos semanas de alto el fuego, de relativa tregua, las dos concursantes vuelven a tener las espadas muy en alto. Sobre todo después de que Miriam no saliera nominada este pasado jueves en la gala. Algo que no encaja muy bien Mónica y que le ha empujado a perder los papeles si no lo había hecho ya.
Prueba de ello, es el plan que empezó a orquestar en la fiesta del viernes, donde los fieles enganchados al 24 horas pudieron ser testigos de su confesión a Suso y Aurah: busca que expulsen disciplinariamente a Miriam. Y, según ella, sabe muy bien como hacerlo.
Una estrategia muy sórdida que denuncian muchos espectadores en redes y que parece que Mónica ya ha empezado a cumplir durante este fin de semana. Lo hizo este sábado y lo ha vuelto a hacer esta misma mañana, cuando traspasaba todos los límites e insinuaba el turbio pasado de Miriam en Perú.
Incluso ha sacado a relucir una de las intimidades más serias: que denunció a una expareja suya por unos actos intolerables que, la propia Mónica, se ha encargado de cuestionar. Y eso no es todo, porque acto seguido, y por enésima vez, lanzaba una pregunta al aire para machacarla aún más. «¿A qué te dedicabas en Perú? ¿Quieres que cuente lo que haces en Perú? Como lo cuente te hundo», le replicaba en un intento de insinuar su afinidad con la prostitución.
El juego sucio de Moniquita
-No me insultes pero le llama payasa
-Quieres que hable de lo que haces en Perú
-No me insultes que te echan del País
-La chica de servicio le contaba lo que sucedía en casa de Lozano#SomosLaAudiencia11N pic.twitter.com/Wkigc0IahY— El Discípulo (@TransfugaVital) 11 de noviembre de 2018
En fin, ha destapado la caja de los truenos, dándole donde más le puede doler con el objetivo de sacarla de sus casillas y provocar una alteración en exceso que le conduzca a la expulsión directa por parte del programa. Aunque más bien, la expulsión o, al menos, el toque de atención lo debe recibir ella, que con este tipo de conductas no hace más que tirar su nefasto concurso por la borda. La audiencia está pidiendo explicaciones inmediatas.
Pedro Jiménez