Fuentes jurídicas han informado de que el juzgado número 2 de Colmenar ha decidido abrir juicio oral en un auto en el que acuerda la imposición de una fianza para el acusado en concepto de responsabilidad civil, y también para la productora Zeppelin Televisión S.A.U.
En su escrito de acusación, el fiscal reclamó tanto al acusado como a la productora 6.000 euros, en el caso de esta última por los daños a la víctima tras exhibirle las imágenes grabadas de los hechos.
Según la Fiscalía, el 3 de noviembre de 2017 se organizó una fiesta en el interior de la casa de Guadalix de la Sierra (Madrid) «en la que el programa suministró a los concursantes bebidas alcohólicas».
Carlota, P.A., que «había comenzado una relación sentimental» con el acusado, ingirió «escasos alimentos, bebió al menos cuatro chupitos de tequila» y «alcanzó un estado de embriaguez que fue acentuándose y evidenciándose».
Sobre la una y media de la madrugada y cuando ambos se encontraban en el dormitorio que ocupaban, «José María L.P., que ya se había desprendido de sus pantalones, ayudó a la otra concursante a descalzarse y a introducirse en la cama que venían compartiendo», según el Ministerio Público.
«Acto seguido el acusado se introdujo en la cama mientras que la joven permanecía en silencio con los ojos cerrados, realizando movimientos lentos y pesados, debido a su estado», indica.
«José María L.P., guiado por ánimo libidinoso y a sabiendas del estado de semiinconsciencia en el que se encontraba Carlota P.A., aprovechándose de esta circunstancia comenzó a realizar bajo el edredón movimientos de claro contenido sexual pese a que balbuceando débilmente ella dijo ‘no puedo'», añade la Fiscalía.
A continuación, según el escrito, el acusado apretó su cuerpo contra el de la joven para «satisfacer su deseo sexual pese a que ella en dos ocasiones levantó la mano como queriendo decirle que parara»; José María L.P. pidió «a la concursante que abriera los ojos pero la víctima permaneció inmóvil».
Cuando el acusado le preguntó cómo se encontraba, solo dijo «que se quitara» y se giró.
José María L.P., «continuó realizando tocamientos, frotamientos y movimientos de contenido netamente sexual, despojando a la víctima de su vestimenta, liberándola parcialmente de su ropa interior y desabrochándole el sujetador» pese a su «estado de inconsciencia».
Más tarde, la joven se destapó, dejó ver «su estado inerte, lo que motivó la intervención» de un miembro del programa que hasta entonces «no estaba en condiciones de saber» lo que ocurría porque el acusado se tapó con el edredón.
Las imágenes grabadas fueron exhibidas a la joven por la mañana en la sala denominada «Confesionario de Gran Hermano», lo que le provocó «un incremento del estado de desasosiego, trastorno y perturbación de ánimo que los hechos sufridos horas antes le había producido».
Estrella Digital