“Era el viaje de dos personas mayores que querían estar en la selva juntos, probablemente por última vez en su vida, hablando frente al fuego, compartiendo experiencias entre los hipopótamos y los leones”. Así es como describe Philip Adkins, primer exmarido de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la cacería a la que asistió el Rey Juan Carlos en Botsuana. Lo cuenta en la revista Vanity Fair en su número del mes de mayo.
La cabecera lleva en portada un reportaje en el que Adkins cuenta que él mismo y el hijo de diez años de la princesa también estuvieron en el viaje a África. «Era un viaje de familia y amigos. Mohamed Eyad Kayali, un hombre muy generoso, nos invitó a todos, incluido el Rey”, dice a la revista.
El exmarido de Corinna revela que la conoció en París y que en Londres organizaba safaris de alto estandig, para personas con gran poder adquisitivo. Entre ellos el Rey de España. «Se ocupaba de todo, de la A a la Z. El Rey no explicaba quién era. Simplemente ella estaba a su lado todo el tiempo. Podría ser la asistente, la organizadora, la mánager estratégica…» cuenta uno de los cazadores que estuvo en Botsuana.
Este mismo cazador la describe como una “conseguidota”. Una mujer que se lleva altas comisiones por hacer de intermediaria entre dos empresarios a la hora de hacer un negocio de gran envergadura.
En el reportaje se cuenta que Corinna zu Sayn-Wittgenstein lleva varios años acompañando a Don Juan Carlos en sus viajes. Según Vanity Fair, en febrero de 2006 el Rey viajó a Alemania y la princesa «le organizó la agenda y concertó las citas con las personas que debía conocer. Ella controlaba cada uno de los detalles. A tal punto que hasta el responsable de protocolo de la Casa del Rey estaba desconcertado».
La diseñadora Bonnie Young la describe como la “asesora” del Rey y confirma que, desde el accidente del monarca en la cacería de Botsuana, Don Juan Carlos ha cortado la relación con Corinna. Su exmarido dice que está “asustada”.
Vera Soler