viernes, octubre 11, 2024
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Los mercenarios de Durán

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Las razones que mueven a una persona a escribir son inescrutables. Habrá que preguntar a José Romero, ‘Romel’, qué le lleva a hacer ya cuatro novelas, pero lo que parece obvio es que lo que no busca es aburrirnos. José Romero ha encontrado un personaje que es un hilo conductor, un compendio de valores y miserias, un tipo claroscuro, Durán. A través de Durán ‘Romel’ enseña lo que no queremos ver: el Madrid asqueroso, el Madrid que aflora cuando dormimos, la violencia, el sexo, pero también la ternura. Y de esto va La cuna de los Dioses. Mercenarios españoles en Iraq (Pigmalión).

‘Romel’ tiene a bien tenemos al tanto de todo esto, y ademas de la manera más amena que imaginarse pueda. En cuatro páginas de José Romero hay más acción que en tres novelas de algún reputado académico.

La cuna de los Dioses nos lleva del Barrio de Salamanca a las arenas de Mesopotamia, el Iraq de hoy, siguiendo los aconteceres de un extraño y maldito hallazgo arqueológico, de un misterio. Un misterio que lleva la muerte consigo, a aquel que accidentalmente se pode en su camino. Tras una misión especial se alista a Durán, y con él a una banda de mercenarios que se entrenan en Reino Unido y vuelan a Irak. El final, el desenlace, ya es cosa de que se llegue al final del libro. Una novela magníficamente documentada. No ya en los detalles de los barrios, las chabolas y hasta los moteles de Madrid, sino en cada detalle de las circunstancias militares de la trama.

No piense el lector que ‘Romel’ le va a hurtar detalle alguno con elegantes elipsis. No, ‘Romel’ se ha puesto a escribir para reflejar los detalles de lo que la sociedad a veces considera inconveniente y no quiere que veamos.

La parte bélica de la novela de José Romero recuerda a aquellas entrañables entregas de Sven Hassel y grupo de malditos, liderados por el inmortal Porta y su sombrero de copa, en las trincheras de la Segunda Guerra Mundial. Ese espíritu de pelotón, de cercanía, camaradería, los papeles asignados a cada miembro del equipo, el liderazgo sereno y desengañado de Durán.

No sabemos cuánto durará Durán suelto por ahí. La sensación es que es una joya para ser retratada en una película o una serie de televisión. Romero hará con él lo que quiera o pueda. De lo que estamos seguros es de que nunca dejará que prostituya su enorme dignidad de hidalgo antiguo, casi siempre perdedor, nunca derrotado.

Joaquín Vidal

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