La cocina del carnaval está llena de postres: filloas, flores cañas, rejas, crespillos, buñuelos…, y decenas de dulces afamados. Pero Carnaval viene de carne. Y nada como el cerdo para pecar – contra la salud y su dios médico- antes de que llegue la purificación cuaresmal.
El Tocino
“El jueves lardero, longaniza al puchero” dicen en Aragón; si ustedes hacen carnavales en Cataluña se habrán dado a la butifarra; si, por un poner, son de Soria habrán disfrutado de lomo y chorizo.
En realidad, con más de cinco mil años de historia, el tocino ha gozado de mala fama siempre, a causa de su carácter proletario. La caza era actividad reservada a clases privilegiadas; el ganado vacuno se utilizaba para las labores del campo; ovejas y cabras no se crían en todas partes.
España dio a este noble bicho su momento de gloria: el siglo de oro. Por entonces, además de alimento, era algo más importante: una patente de cristiano viejo. En efecto, en aquellos tiempos, comer tocino – sinónimo del cerdo entero- en público era una forma muy convincente, además de sabrosa, de acreditar esa condición y evitarse muy incómodos problemas con el Santo Oficio.
Con nuestro ocaso imperial, el cerdo volvió a su ostracismo de pobre, casi necesitado de carné sindical. Los dietólogos han visto en él la encarnación del mal como paradigma de las grasas animales.
Pelotas de Carnaval
Del maestrazgo turolense son estas “Pelotas de Carnaval” que les recomendamos.
Necesitarán 100 gr. de jamón y 300 gr. de corteza de pan, además de 2 huevos y 50 gr. de queso rallado. Un buen aceite, el Maestrazgo también lo provee, pero seguro que Usted usa uno magnífico.
Por supuesto, deberán preparase un buen cocido. Aquí gustamos de provocar a los endocrinos. Así, además de el preparado habitual que le prepara su excelente carnicero, y las convenientes verduras, añadimos una manita de cerdo y una punta de jamón. Tocino, tocino, ya llegará la cuaresma.
Deberemos sofreír en una sartén el jamón cortado en pequeños taquitos que mezclaremos con el pan y el queso rallado. Con los huevos, ligaremos y con la pasta que nos resulta, hacemos unas albóndigas que, una vez pasadas por clara de huevo, guisaremos en el caldo.
O sea, un pecado. El pinche les promete purificar su cuerpo en cuaresma
El PINCHE