El paparajote es un postre típico y genuino de la huerta murciana. De origen árabe, al igual que el buñuelo, cuenta como ingrediente que los hace único, la hoja de limón. Por no estar, no está ni en el diccionario de la Real Academia, cosa que debería resolverse inmediatamente.
Los habitantes de Murcia sienten un especial cariño por este dulce que envuelve una hoja de limonero. Hasta el punto de que es un emblema de la repostería de la huerta murciana, y de su capital.
La sencillez del paparajote es un argumento más en su favor, junto a su fácil elaboración, los ingredientes son saludables y el precio bajo.
El paparajote presenta un aspecto rústico, propio del medio en que nació, pero lo compensa con su inmenso sabor y un jugoso tacto al paladar.
Fueron introducidos por los árabes en Murcia y se elaboraban en las casas labriegas. Los campesinos y hacendados lo elaboraban a diario y lo comían después de cada comida, acompañándolo con café de puchero o café de la olla (café aromatizado con canela en rama y cortezas de limón), cocinado todo con leña. “Es capricho del rico y apaño para el pobre».
En La Verdad de Murcia, y de la mano del cronista Antonio Botías, se cita para explicación del término el ‘Vocabulario Huertano’ de Alberto Sevilla, en el que se recogen las dos acepciones del término. La primera de ellas era «fruta de sartén compuesta de harina, leche, azúcar y huevo». Y también recogía el otro significado, aceptado desde antiguo en Murcia: «pataleta», que en murciona viene a ser una grave indisposición.
«En alguna edición posterior, señala Botía, se incluyó algún párrafo de ‘Colasín’, la obra que publicara en 1921 José López Almagro, y donde se podía leer que uno de los protagonistas «mitigaba el desabrimiento de los potajes cuaresmales con una fuente de sabrosísimo paparajotes».
Ingredientes
1 huevo y un cuarto de leche por cada dos comensales, que acompañaremos con un cuarto de sobre de levadura, un cuarto de kilo de harina y 50 gramos de azúcar. Si son Ustedes más, como si fueran una familia de las de antes, no se líen y multipliquen. Tengan a mano, el limón, aceite y sal, azúcar glas y canela en polvo. Desde luego, hace falta una hoja del limonero, aunque quizá…
La elaboración
En un recipiente amplio, batir los huevos y agregar la pizca de sal, la levadura y la leche. Sume la raspadura de limón, dos cucharadas grandes de azúcar y, poco a poco, la harina que admita, hasta conseguir una masa no muy espesa. La masa debe ser consistente como para adherirse a la hoja.
Ahora, hay que untar las hojas. Las hojas de limonero se impregnan en la masa hasta quedar completamente rebozadas por ambas caras. Para ello previamente es necesario lavarlas a conciencia. Luego se sumergen en el bol con la masa y de ahí directamente a la sartén.
Con el aceite caliente se van colocando uno a uno los buñuelos que forman la hoja rebozada en el interior de la sartén. Se deben voltear con cuidado para no desprender la masa de la hoja o bien poner aceite suficiente para que se doren por ambas caras.
Una vez que el paparajote está bien dorado se retira de la sartén y se coloca sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
Finalmente se espolvorean por ambas caras con una mezcla de azúcar glas y canela en polvo. Les aconsejo un vinito dulce.
Usted no tiene hoja de limonero, como si lo viera
Pues cómaselos sin la hoja, alma de cántara. En realidad, las hojas no se comen (son muy indigestas), sirven de soporte y dan aroma.
El Pinche