¿Te dicen con frecuencia que pareces enfadada, triste o cansada, cuando realmente no lo estás?
Esto es así porque las emociones se reflejan en el rostro, y si has pasado por un periodo de estrés, puede que los gestos que hayas realizado repetidamente estén 'marcados' en tu rostro.
Cuando estás cansada aparecen bolsas, ojeras, falta de tono, y el óvalo y los pómulos parecen descolgados. La tristeza también deja su rastro. Descolgamiento y caída de pómulos, párpados y comisura de la boca. Y qué decir del estrés. Uno de los mayores enemigos de tu belleza y que deja una huella característica: arrugas en el entrecejo y frente, dermatitis en la piel… En resumen, estos estados de ánimo finamente dan a tu semblante una apariencia que no se corresponde con lo que sientes.
“El paso del tiempo produce cambios en la expresión facial que, en muchas ocasiones, deja de corresponderse con lo que realmente sentimos y acaba por repercutir en dichos sentimientos, de tal forma que, corrigiendo esa expresión exterior y recuperándose la correlación entre el sentir interior y el reflejo en el espejo, se mejoran el autoreconocimiento, la autoaceptación y, con ello, el bienestar psicológico”, explican desde la clínica de medicina-estética Mira + Cueto, de Madrid.
Verte mejor hace que te sientas mejor.
Se ha demostrado que nuestros gestos influyen en nuestros sentimientos. Los neurólogos han confirmado, por ejemplo, que no sólo la risa natural sino también la voluntaria (ejecutada de forma consciente) estimula ciertos neurotrasmisores, limitando la producción de cortisol (responsable del estrés) y liberando dopamina, un neurotrasmisor asociado a una mayor agilidad mental. Esto revela que hay una relación directa entre lo que expresas con el rostro y lo que sientes, y que es lógico que modulando la expresión también se pueda mejorar el estado anímico. “Los pacientes tratados experimentan mejorías psicológicas que implican un incremento de la autoestima, mayor positividad e, incluso, aumento de la energía y ganas de afrontar nuevos proyectos”, aseguran desde Mira+Cueto.
La solución pasa por combinar diferentes tratamientos estéticos teniendo en cuenta qué componente predomina más, si hay más presencia de arrugas y surcos o más pérdida de volumen, etc. Una vez determinado, se aplican una combinación de técnicas médicas como las fototerapia (Láser o IPL) para corregir las sombras, toxína botulínica para modular la musculatura facial y agentes tensores como los hilos reabsorbibles o voluminizadores para redibujar el óvalo.
En casa: rituales de belleza antiestrés
Reduce el impacto de la ansiedad, el cansancio y las horas de sueño aplicando cosmética con ingredientes que oxigenen las células, calmen tu piel y reafirmen el contorno.
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'Lifgintg' natural con dígito-presión
Como método de choque antiestrés, desde la firma Clarins aconsejan utilizar una vez a la semana la mascarilla antiedad descontracturante, como Masque Multi-Régénérant, que relaja las facciones, alisa la piel y remodela el óvalo del rostro.
Aplícala mediante un masaje estimulante y en tan sólo 10 minutos tu rostro se verá más relajado y luminoso.
1. Con el rostro limpio, realiza rápidos toques con la yema de los dedos.
2. Aplica una gruesa capa de la mascarilla en rostro y cuello limpios. Deja actuar 7-10 minutos.
3. Sentada, con los codos apoyados presiona firmemente con las yemas de los dedos la frente encima de las cejas y los meñiques en las arrugas del entrecejo de 10 a 15 segundos.
4. Ejerce la misma presión en las sienes donde se acumulan las tensiones y en los pómulos
Sobre las palmas de las manos juntas a la altura de las muñecas deja reposar la barbilla.
5.Retira el exceso de producto con un algodón impregnado con loción.
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Ayurveda y cepillo seco
El cepillado en seco favorece la renovación y exfoliación de la piel, elimina toxinas y otras impurezas. “Un ritual diario de cepillado en seco, seguido por un masaje facial con aceite, hidrata la piel, deshace la tensión y despierta la energía para una apariencia radiante”, según los doctores Vinod y Kusum Upadhyay, expertos en Ayurveda y consultores de la firma Aveda.
Cómo se hace:
A diario, exfolia suavemente la piel con el cepillo seco haciendo pequeños círculos por todo el rostro. La piel debe estar seca y limpia antes de exfoliarla. Si tu piel es sensible, se recomienda una vez a la semana. Para completar la operación, extiende después un concentrado de aceites esenciales para aliviar la piel, reducir rojeces e irritaciones.
Susana Parro