Ya saben que el caso es ver la botella medio llena, o medio vacía. El presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, es de los primeros, de los que siempre encuentra algo positivo a cualquier gasto extra o a cualquier metedura de pata en su casa. A los segundos, cuando se trata de algún asunto de la cadena pública, se apunta el resto del personal.
Para Echenique, que la cobertura de la elección del Papa Francisco le costase a TVE 420.000 euros es casi una minucia, una propinilla de fin de semana. Para el resto, todo un dispendio que una cadena en bancarrota como esa no puede permitirse, sobre todo cuando por noticias como el desplante de los estudiantes a Wert se regateó, y sin éxito, por 350 euros.
El presidente de RTVE justifica que eso no es dinero en el hecho de que ese desembolso para los servicios informativos de la cadena el pasado marzo fue «un 40% menos que los 700.000 euros que costaron en 2005 los actos de la elección de Benedicto XVI, tras el fallecimiento de Juan Pablo II». Vamos, que para él, si hay alguien que ha sido derrochadora en el ente esa no ha sido otra que Carmen Caffarel, la catedrática que por entonces regía los destinos del mismo y que, a diferencia de él, fue nombrada por el PSOE.
A ella, según él, sería a la que habría que catalogar de beata, ya que diputados del partido socialista también le pidieron cuentas por el «trato de favor» que, según ellos, da a la religión católica, en detrimento de otras confesiones. Lo de menos para el «presi» es que RTVE sólo invierta en retransmisiones religiosas con motivo de la Semana Santa, en cuya última cobertura TVE invirtió otros 23.000 euros, frente a los 1.179 que le costó a RNE (debe ser el precio de una cena entre 25 o 30 comensales de la emisora).
A su favor dijo este jueves en el Congreso que juega el que TVE ofrezca cada domingo programas de las cuatro confesiones religiosas más implantadas en nuestro país. Esa es de nuevo la botella medio llena. La medio vacía sería que mientras que la católica goce ese día de 110 minutos de emisión, frente a los 15 minutos de la confesión protestante (a través de «Buenas noticas TV») y otros tantos de la musulmana (en «Islam Hoy»). Vamos, que de monaguillo, nada de nada.